Última trinchera
- Gilberto Salas
- hace 12 minutos
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Parte I: “Registro de Misión – Última Rotación”
[DATAPAD LOG – MÓDULO X-42]
Fecha Estelar: 3562.481 (18/04/2525)
Ciclo de Rotación: 4097.2
00:00:03 He activado el sistema de escaneo orbital. Vector de trayectoria: 128.7°, altitud 54 km.
Sensores IR LRD-2: Operativos al 98,7 %.
Servomotores de propulsión: Calibración nominal.
Escudo fotónico: Carga al 74 %.
00:00:15 Recibo actualización de comando central:
“Objetivo: asegurar cráter delta-9. Evaluar daños colaterales. Informar contacto hostil.”
00:01:02 El HUD destaca anomalías térmicas cerca del perímetro sur.
Coordenadas (54.321 N, 12.987 E): posible emboscada enemiga.
00:01:47 Monitoreo mis constantes vitales contra el umbral de estrés:
Ritmo cardíaco: 122 ppm (claro sobrepaso del óptimo <85 ppm).
Cortisol plasmático (estimado): 0,22 µg/dL (límite crítico 0,25 µg/dL).
00:02:25 Activado protocolo de reporte de la última rotación:
00:02:40 Entrada de Bitácora:
Esta es mi última misión después de estar 20 años en el frente. Desde hace 10 años la línea de choque entre las dos civilizaciones no ha cambiado. Al principio de la guerra los murlokcs atacaron nuestras colonias extra planetarias, muriendo miles de millones de personas. En el contrataque que realizó la Alianza Arkeoniana conseguimos recuperar nuestras colonias y ocupamos buena parte de sus planetas colonizados por ellos. Pero ahora permanecemos estancados. Tan pronto como hacemos avances de pequeña magnitud perdemos el terreno recuperado.
La guerra se inició por el choque expansionista de dos civilizaciones, los arkeonianos y los murlokcs. La psicología de los murlokcs es insondable. Nunca han querido comunicarse ni responden a señales inteligentes ni a protocolos de contacto. Su objetivo parece ser la expansión y destrucción total. Cada murlokc es una composición entre organismos endógenos y estructuras autoensambladas. Su biología es modular, adaptable y capaz de reconfigurarse en tiempo real. Un escuadrón de reconocimiento puede convertirse en una unidad de asalto pesada en cuestión de minutos si el entorno lo exige.
Los arkeonianos construimos una civilización tecno-militar desde hace siglos. Nuestro sentido expansionista nació de la necesidad de recursos, tras agotar los depósitos de tritio y titanio locales, levantamos flotas de asalto para reconquistar sistemas vecinos. El juramento de lealtad (Pacto de Arkeon) lo firmamos en la adolescencia, comprometiendo a cada ciudadano a servir en la defensa o expansión del imperio.
Parte II: “Zona de Conmoción – Análisis Personal”
[DATAPAD LOG – MÓDULO X-42]
Fecha Estelar: 3562.483 (18/04/2525)
Sector de Batalla: Cráter Delta-9
00:00:00 Inicializo diagnóstico neuronal “PsiCore-7”.
Nivel de estrés (Índice S): 0,87 (umbral de fallo: 0,75).
Frecuencia gamma cerebral: 45 Hz (óptimo operativo: 30–40 Hz).
Anomalía PROC—42 (“eco emocional”): detectada en córtex prefrontal.
00:00:12 Simulación mental de posibles cursos de acción (n=4):
Avanzar en formación (“Táctica Alfa”).
Mantener cobertura (“Táctica Bravo”).
Replegar a punto de extracción (“Táctica Charlie”).
Identificar y neutralizar objetivo prioritario (“Táctica Delta”).
Calculo probabilidades de éxito:
Táctica Alfa → P(éxito)=0,32
Táctica Bravo → P(éxito)=0,47
Táctica Charlie→ P(éxito)=0,15
Táctica Delta → P(éxito)=0,06
— ¿Por qué sigo apostando por un avance suicida? —
00:02:05 Entrada de Bitácora:
Desde la colina volcánica he observado cómo los murlokcs reconfiguraban su línea frontal. Se repliegan unos pasos, pero no huyen. Nunca lo hacen. Ellos no conocen la retirada.Ellos solo mutan, se adaptan y destruyen.
Reviso los registros de misión. Llevo acumuladas 874 incursiones de alto riesgo, 221 heridas regeneradas, 4 resurrecciones autorizadas por la Alianza. En algún momento, perdí la cuenta de los compañeros que he visto caer. O levantarse con ojos vacíos tras ser convertidos en interfases biocapturadas. A veces los reconozco. No por la voz —la pierden durante la interfase—, sino por la forma en que caminan. Una leve desviación en el paso derecho, una inclinación mínima en el eje cervical. Eso no lo corrige ni la simbiosis murlockc. Eso es humano. O lo fue.
El último era Rensen. El mejor artillero de mi escuadra de infantería orbital. No hablaba mucho. En realidad, no hablaba nada desde la ofensiva de Calisto IV, cuando perdió a su hermana en una implosión de vacío. Pero sus ojos decían todo. Ahora no dicen nada. Son negros, opacos, cubiertos por una membrana líquida que pulsa con cada orden transmitida desde el núcleo biohive. Lo vi vaciar un cargador de partículas contra nuestro propio tanque médico sin pestañear. Después, se quedó quieto. Como si esperara una orden nueva. Como si por un instante dudara. Me escondí. Sí, lo confieso. Me escondí. Porque no podía matarlo otra vez. Desde entonces, cada vez que cierro los ojos, veo ese rostro, híbrido y torcido, con lo poco que queda de Rensen intentando emerger desde la maquinaria. No lo logro olvidar. Y a la vez, no quiero recordarlo.
Parte III: “Desconexión – Cierre de Ciclo”
[DATAPAD LOG – MÓDULO X-42]
Fecha Estelar: 3562.485 (18/04/2525)
Zona de Impacto: Cráter Delta-9 – Punto Omega
00:00:00 – Inicio Protocolo “Asalto Final”
Objetivo Primario: Núcleo de energía hostil (Coordenadas 54.328 N, 12.993 E).
00:01:10 Se activa la Rutina de Autoevaluación:
Subrutina “Voz-Interna” invocada:
– Parámetros: miedo=0,92, duda=0,78, resolución=0,64
00:01:28 Explosión interna.
Daño crítico: falla de escudo fotónico;
Integridad del exoesqueleto: 4 % restante.
-Mis sistemas tiemblan. El reactor hostil implosiona en nanosegundos y un pulso de radiación atraviesa mi casco.
00:01:45 – Error irrecuperable
Fallo sistema de soporte vital: Código 0xE03F
Desconexión “Mente-Cuerpo” iniciada.
00:01:50 Bitácora Final (Entrada de última voluntad):
El escáner vital indica degradación acelerada, mi ritmo cardíaco, caótico, la presión intracraneal, fuera de rango. He calculado la probabilidad de supervivencia en un 0,3 %. Ni un solo impulso neural de corrección.
Observo la tenue chispa de mi visor. Los bordes se funden en un rojo sangriento—mi último campo de visión.
No hay espacio para la estrategia ni para el deber. Sólo queda ella, su sonrisa al despertar, ese café compartido en la terraza antes de que yo partiera. Los atardeceres que nunca veré a su lado. El tacto de su mano sosteniendo la mía en el pasillo de casa, sin prisas, sin uniformes.
Quisiera pedirle perdón. Quisiera no haber cruzado esa línea de fuego. Quisiera…
Mis últimos pensamientos no albergan promesas ni voluntades, solo un lamento frío y preciso, me arrepiento de haber empuñado mi arma por una causa ajena a mi propio sentimiento. De haber priorizado el deber sobre cada amanecer que jamás compartí con ella. Lamento haber dejado que el estruendo del frente sepulte los susurros de su nombre, y no haber sabido aprovechar los momentos únicos que podrían haber sido solo nuestros.
Fin del registro.
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