El lapso de las visitas en ortodoncia invisible ocurre entre 6 a 12 semanas, pero la tendencia es que se alargue e incluso no existan visitas físicas sino virtuales, a través de aplicaciones telemáticas como Dental Monitoring.
En la ortodoncia analógica u ortodoncia con brackets las visitas se sucedían cada semana, 16 día o un mes, ya que el paciente tenía que volver a la consulta para pegar un brackets, reponer un alambre roto o simplemente para verlo. Cuando se efectuaba la consulta presencial con el ortodoncista, por lo general a las tres semanas o un mes, muchas veces solo una inspección visual. La consulta podía durar solo 3 minutos, con lo que el paciente se molestaba porque el ortodoncista no había hecho nada. Solo cambiaba las gomas o activaba el arco, pero el paciente comprendía que había pagado en exceso solo por apretar un alambre. El paciente no entendía que pagaba por los conocimientos del ortodoncista no por una operación dental como un puente o un implante, sino para que el tratamiento llegara a buen término. Esta situación obligaba muchas veces al ortodoncista a tomar decisiones precipitadas, cuando lo mejor era esperar y no hace nada durante varias visitas.
La primera diferencia con respecto a la ortodoncia invisible es que los cambios se aprecian lentamente. Pueden pasar dos meses y los cambios son ligeros aunque sigan el protocolo planteado en el software. Los pacientes se están mirando los dientes todos los días y no aprecian cambios, exigiendo que se les vea mas a menudo, sobre todo pacientes con secuencias de distalización. El ortodoncista tiene que informarlos de lo que está ocurriendo y el porqué de espaciar las citas.
Las visitas en ortodoncia invisible se realizan para comprobar que los ataches están en su sitio y dar los nuevos alineadores en caso de que vaya bien. También son visitas para enfatizar el uso del mordedor de plástico, que el paciente debe de usar y enfatizar el uso del mismo cada vez que se lo coloca. Si el paciente cumple estos requisitos el refinamiento se puede ir alargando y minimizando los posibles inconvenientes que puedan ocurrir.
Una de las oportunidades que tiene la ortodoncia invisible es la visita telemática. El paciente se toma las fotos del estado de su boca cada mes y se las mande al ortodoncista, con lo cual en la visita física el dentista tendrá bastante información e incluso puede alargarla hasta tres meses, en caso de que el alineador se inserte correctamente en los ataches. El problema es que pocos pacientes se toman las fotos y prefieren ir a la consulta para que les vean en un minuto, cuando la inspección de las fotos en muchas ocasiones es mas exhaustiva que la inspección física.
Las aplicaciones para visitas telemáticas como Dental Monitoring, se están introduciendo bastante bien en países como Inglaterra o Francia, ya que el volumen de pacientes es muy alto y la asistencia sanitaria es muy baja. No ocurre lo mismo en España. Hay un exceso de profesionales pero la demanda de pacientes de ortodoncia es baja comparada con la oferta de dentistas. Por eso, el paciente prefiere la vista física antes que tomarse unas fotos y menos con los aditamentos especiales que tienen estas empresas para escanear los alineadores, ya que puede elegir a cualquier dentista que haga ortodoncia invisible, que por lo general son casi todos.
Entonces, ¿Cuál sería el protocolo ideal de espaciado de visitas en ortodoncia invisible? Lo ideal es que el paciente volviera a la consulta el primer mes para comprobar cómo ha llevado los alineadores y si existe algún problema de inserción. Posteriormente las visitas se alargarían entre dos y tres meses, con fotos obligatorias cada mes o mes y medio. Lo mas difícil, que el paciente tome las fotos de la posición de sus dientes aunque se le haya enseñado el protocolo claramente.
Puede que a medio plazo las visitas telemáticas se regularicen, pero de momento estamos bastante lejos de que se comprenda la importancia de la toma de fotos por el paciente a pesar de las múltiples aplicaciones que existen para ello.
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