No cabe duda que la introducción de los implantes dentales en la odontología ha sido uno de los grandes avances del siglo XX. El problema es que se ha pagado un alto precio en piezas dentales sanas o curables, que han sido extraídas por la panacea de la solución implantológica a todos los males de la boca.
Muchos dentistas prefieren extraer una pieza dentaria antes que realizar una endodoncia o un tratamiento mas conservador para colocar un implante dentario. ¿Cuál es la razón? Me temo que la primera razón que lleva a este tipo de tratamiento es la facturación. Un implante dental con corona cuesta por regla general unos 1250 euros, siendo un flujo de caja muy apetecible cuando se producen tantos gastos en una clínica dental.
Una segunda razón es de ámbito profesional. Desde mi perspectiva como médico especialista en estomatología, veo a los pacientes desde un punto de vista general, completo, holístico. Pienso en lo que puede ser mejor para ellos como base de la formación de licenciado en Medicina y Cirugía y especialista en Estomatología que recibimos los últimos de nuestra generación. Los profesionales de hoy en día, odontólogos de formación, si bien están muy preparados no cabe duda, no ven a un paciente como a un todo sino que perciben a 32 posibles clientes, que es el número de piezas dentales que posee una persona en su boca.
Una tercera razón es que mas sencillo colocar un implante que hacer una muy buena endodoncia o una prótesis mínimamente invasiva por medios digitales. Las técnicas quirúrgicas han avanzado bastante, con la ventaja que los materiales que se utilizan para los implantes son muy agradecidos como el titanio o el zirconio.
Creo que la mejor opción es informar al paciente de todos los posibles tratamientos antes de llegar a colocar un implante dental. Siempre es mejor lo que nos ha dado la naturaleza que introducir algo que es bastante ajeno a ella. Es el paciente el que debe de elegir y no nosotros en base a las razones que he expuesto anteriormente.
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