Hay bastantes ortodoncistas que somos escépticos en cuanto a la efectividad y la ética de la patente de Invisalign desde que les fue concedida en el año 1997. Esa patente, al otorgar derechos exclusivos de propiedad durante un período prolongado, restringió la competencia y la innovación en lugar de fomentarla. La empresa convirtió el tratamiento con alineadores en un monopolio, donde los ortodoncistas tenían que pasar por un curso de capacitación para vender estos alineadores, como si fueran una expendeduría de cigarrillos. La verdad es que la misión nada mas era esa, vender tratamientos de alineadores.
La duración de 20 años de la patente de Invisalign ha sido demasiado larga desde nuestra perspectiva profesional e individual. Usaron todos los medios de promoción como abrir tiendas de venta directa, que fueron prohibidas o speakers que hablaban sin tener evidencias científicas y además eran pagados por la marca. Desincentivaron a otros innovadores a desarrollar tecnologías similares o mejoradas durante el tiempo que la patente estuvo vigente. Si la concesión hubiera sido mas corta o más abierta, la empresa podría haber amortizado su inversión rápidamente, además de haberse puesto mas al día en tecnologías de impresión. Por ejemplo, siguen usando las máquinas de impresión por SLA, cuya tecnología es mas costosa y cara de aplicar. Cualquier impresora de LCD o DLP disminuye mucho el tiempo de impresión de los archivos exportados de los movimientos del software.
Hasta el año 2014 no hubo ningún estudio serio de los movimientos de Invisalign, que fue el artículo de Simon. Antes solo Kravitz había publicado un artículo sobre la predictibilidad de los movimientos con Invisalign en el 2007, 10 años después de la concesión de la patente. La empresa ha sido muy hermética en cuanto a publicaciones y no permitió el uso del Clinchek a sus usuarios hasta que liberaron la patente en 2017, que fue cuando existió una colaboración mas abierta con el usuario. La restricción impuesta por su patente limitó durante 20 años el flujo de información y la capacidad de otros para construir mejoras sobre esa tecnología. Además, los investigadores se han visto obligados a avanzar a través de la tecnología impuesta por Invisalign. Se observa en el aumento de aditamentos quirúrgicos para mover dientes con los alineadores de Invisalign. Al faltar rigidez al material de Invisalign, los ortodoncista han suplido esa falta de eficacia con microtornillos en diferentes cantidades y partes de las arcadas para conseguirlo, siendo casi innecesario su uso si se calcula correctamente el material empleado, su grosor y la longitud transversal.
La patente de Invisalign ha anulado la autonomía individual de los ortodoncistas que usan estos servicios, convirtiéndolos en un colectivo corporativista donde sus derechos como usuarios están sometidos a las pretensiones económicas de la empresa. No existe libertad de elección de materiales ni de grosores y el uso del software, solo se introdujo al dentista en 2017. Este software es mas bien un visor, ya que no permite la exportación de archivos para fabricar los propios alineadores. El principal beneficiario es la misma empresa ya que con la inteligencia artificial aplicada por los datos que proporcionan los dentistas mejoraron y mejoran su programa y encima siendo pagadas estas mejoras por los usuarios.
La patente de Invisalign otorgó derechos exclusivos de propiedad durante un período 20 años, lo que restringió la competencia en el mercado. Muchos de sus recursos fueron invertidos hacia la protección y el cumplimiento de sus derechos de propiedad intelectual. La persecución legal que se le hizo a 3shape o Smiledirectclub para proteger el monopolio fue muy disuasoria para la innovación. De hecho, ya dicen muchos que la prohibición en España de fabricar alineadores in-House provienen de ellos y de los intereses con el Estado español, ya que se extrañan que todavía nos se les hayan puesto trabas a la sostenibilidad del uso de tanto plástico desperdiciado en los refinamientos.
Cuando expiró la patente de Invisalign en el año 2017 y la tecnología del software se liberó, se introdujeron muchos otros softwares en el mercado, que en algunos casos fueron mucho mas efectivos que el propio de Invisalign. Sin embargo, aquellos que han dependido de la tecnología de Invisalign se han visto afectados negativamente por la patente expirada. Está siendo muy difícil que los usuarios que pertenecen a ese colectivo, puedan cambiar su mentalidad a una de autonomía y libertad individual en su trabajo. Esto podría limitar su capacidad para adaptarse a tecnologías alternativas como el uso del software liberado, la impresión en 3D o loa conceptos nuevos de biomecánica de alineadores.
El problema actual de Invisalign es innovar mas allá de la patente. Se han visto obligados a defender su mercado a base de un presupuesto de mas del 50% en marketing, intentando paliar las consecuencias de la liberación de la patente. Pero el problema es que no invierten en continuar innovando. Siendo ellos lideres en el mercado por tanto tiempo ¿Cómo es posible que no hayan desarrollado una resina directa para alineadores? Ello les hubiera reportado menores gastos y mayores beneficios con menos personal, siendo la empresa mucho mas sostenible. De hecho, la única innovación seria que hicieron con respecto a los materiales fue el cambio del material de los alineadores Exceed 30, que eran de poliuretano, al Smartrack que es un material de doble capa de poliuretano y polietileno glicólico mas rígido.
En resumen, las patentes de Invisalign han sido objeto de nuestro escepticismo debido a su duración de 20 años excesiva. Estas patentes restringieron la competencia y la innovación en lugar de fomentarlas. La empresa utilizó estrategias de promoción prohibidas y limitó la colaboración en investigación hasta que expiró la patente en 2017. La restricción de la patente afectó la autonomía de los ortodoncistas y promovió la introducción de aditamentos quirúrgicos muchas veces innecesarios. Con la expiración de la patente, se introdujeron alternativas más efectivas en el mercado mas interesantes, que auguran un futuro mas prometedor a los ortodoncistas autónomos que se inicien en este nuevo campo de innovación en ortodoncia.
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